Madres que abandonaron sus trabajos, de forma transitoria, para criar a sus hijos, los pasean en la plaza, en un día primaveral, en cochecitos. Son varias madres, son varios cochecitos, se escucha algún que otro llanto, varios gritos agudos y la música que viene desde la calesita.
Una pareja adolescente rompe el sistema, atentan contra la conjunción madre/hijo. Tienen fuego en los ojos, aceleración y visible transpiración, se sabe, la libido está a flor de piel, aunque pretendan disimularlo silbando bajito.
Caminan de la mano, procurando alejarse de la multitud.
Frenan de golpe, detrás de unos arbustos.
El joven se acomoda en el suelo con urgencia. La muchacha no es tan decidida, da algunos pasos, observa el panorama y dialoga con su conciencia. Sonríe con vergüenza, no sé sabe si a él, a todas las madres, al barrio o a ella misma. El joven babea, como el resto de los niños del parque.
Finalmente se convence, se sienta disimuladamente sobre él, dando a entender que quiere tomar sol y emparejar el bronceado de sus muslos.
Una pareja adolescente rompe el sistema, atentan contra la conjunción madre/hijo. Tienen fuego en los ojos, aceleración y visible transpiración, se sabe, la libido está a flor de piel, aunque pretendan disimularlo silbando bajito.
Caminan de la mano, procurando alejarse de la multitud.
Frenan de golpe, detrás de unos arbustos.
El joven se acomoda en el suelo con urgencia. La muchacha no es tan decidida, da algunos pasos, observa el panorama y dialoga con su conciencia. Sonríe con vergüenza, no sé sabe si a él, a todas las madres, al barrio o a ella misma. El joven babea, como el resto de los niños del parque.
Finalmente se convence, se sienta disimuladamente sobre él, dando a entender que quiere tomar sol y emparejar el bronceado de sus muslos.
Mientras tanto las palomas caminan con poca dirección.
Las madres deambulan en círculos, sin punto fijo.
Las madres deambulan en círculos, sin punto fijo.
Los arbustos se mueven con ritmo, luego con una brutalidad manifiesta, desparramando hojas y un par de ojotas.
Los niños se divierten corriendo a las palomas.
El grito casi grave de un orgasmo escondido y precoz, se contagia con la algarabía del lugar.
Las palomas vuelan.
Sublimes instantes de felicidad.
foto: manu