laberinto


Silencio, silencio.



Por decirte algo. Fumo un poco. Silencio, silencio. Tengo que exteriorizar una palabra, dos, siete. El silencio comienza a maltratar a mi mente que piensa pero no encuentra el final del laberinto para dar con la pregunta que consistiría en poder tener un diálogo superficial.

Fumo un poco más. El cigarrillo se consume, silencio. Un poco más de tabaco, silencio, silencio, silencio. Ultima pitada, silencio. El cigarrillo se termina y lo apago en el cenicero redondo ubicado en el medio de la cama matrimonial entre ella y yo. Allí, como un punto territorial culmine, donde empieza su silencio y termina el mío.

Estamos a oscuras.

Debería justificar mi presencia de alguna manera, no hay tiempo, debo imaginar alguna forma espontánea de diálogo. Quizá podría hacerle algún mimo suave, casi sensible, para dar a entender lo agradable que es mirar el techo (que no se ve) y lo ameno de no hablar, sino de compartir el silencio que en realidad no se está compartiendo, desde el punto de vista de que yo estoy del lado derecho de la cama y mi silencio es abarcativo sobre ese lado nomás, es decir, mi silencio no es el mismo que el de ella, claramente.

¿Cómo lo sé?

Ella respira acelerada, como nerviosa, debe estar sufriendo esta situación muda. Dirán, “pero usted también sufre”. Cierto es, pero mi sufrimiento dista mucho al de ella. No estamos conectados en este momento, ella sufre, no sufre lo que yo estoy sufriendo, es otra cosa, no lo sé, sigo en el laberinto.

En el laberinto.

Las paredes son lisas, grises, como sin pintar. El cielo es gris también y uno se confunde. El camino no tiene variables y no hay giros, no hay caminos que elegir, pero es un laberinto. Trepo una pared para ver que hay más allá y observo más caminos uniformemente paralelos.

Arriba de la pared me quedo sentado, resignado.


En la cama.

Me paro avergonzado, busco el pantalón, me lo pongo y salgo sin decir adiós.

foto: manu

5 comentarios:

roq dijo...

un silencio dice mas que mil palabras no? eso dicen.. pero creo que a veces lo que hace es confundirnos y hacer que solo escuchemos todos esos pensamientos negros de nuestra cabeza

manu dijo...

es cierto lo que uste dice. aunque también el silencio puede simplemente paralizarnos, impidiéndonos toda posibilidad de acción.

Fabiola dijo...

ME GUSTÓ MUCHO !

manu dijo...

me alegro mucho fabiola.

Zeltia dijo...

gracias por el comentario que dejaste en mi blog,
cuando se está enfermita se agradecen especialmente las visitas.
y por éso he venido hasta aquí, para ver quién eras, a través de lo que escribes, que es la manera de conocer a un blogger.
este primer escrito promete.
echaré un vistacito por ahí,
y ahora,
ya nos conocemos el camino.

un saludo desde Galicia.