
Piense en un bar y que es de noche. Seis personas nos competen: tres mujeres, tres hombres. Los mismos están ubicados en una mesa y sentados en dos sillas, un puff y un sofá para dos. Teniendo en cuenta esto: dos mujeres están sentadas en el sofá; de los hombres uno está en el puff y los otros dos en las sillas que quedan; la chica que resta, está sentada en otra mesa.
Esto sería así: ellas dos = sofá, la chica que está en la otra mesa, él = puff, él = silla 1, yo = silla 2.
El diálogo en la mesa es mundano, existen voces agudas, risas muy abiertas, comentarios que van y vienen (de los cuales poco se pueden ahondar). Yo sufro de bostezos reiterados que se hacen difíciles de ocultar, mientras que mi voz interior me pide a gritos “no tomes más vino por hoy!”.
(ellas dos = sofá), hablan especialmente con (él = puff), dado que las tiene encandiladas con sus aptitudes musicales. Les pinta su mundo artístico, lleno de música y de colores vivos. Les agrega (además) un poco de sonidos dulces, un toque de perfume en el cuello y una pequeña porción de sushi. Todo esto parece seducirlas y las hace competir. Lucharán por el joven músico hasta el amanecer.
Dicho joven (él = puff), mira a la chica sentada en la otra mesa. Es una chica de pelos inflados y con un pircing en el labio inferior. La mira, la observa, trata de hacerse notar, pero no lo logra. Por lo tanto...se deprime, pierde su color, pierde su discurso y deja de estar comunicativo con las chicas (ellas dos = sofá), las cuales se ponen histéricas, y tratan de lucubrar algún tema de conversación de manera urgente. Perciben que la chica de la otra mesa es una amenaza, tratan de hacer algo.....entonces.....se sacan la camperita y dejan al descubierto sus escotes pronunciados. La guerra ha comenzado.
La chica de la otra mesa observa con cuidado a (él = silla 1), que está a mi lado. Lo observa porque tiene un gran encanto y una mirada triste que pide mimos. Encima es grandote, viste ropa ajustada y usa el pelo largo con puntas irregulares que le tapan un ojo. Posee cualidades que, de noche, provocan en algunas chicas ánimos de algo.
(él = silla 1), está con la mente bien lejos. Está en otro mundo, y solo mira la puerta de salida, como esperando algún suceso que le permita escapar. El piensa en anoche, en ese chico de manos grandes y de besos carnosos. Recuerda su pecho depilado y las marcas que le dejó en el cuello, “¿lo volveré a ver?” -piensa, mientras toma una cerveza algo tibia por la espera.
(yo = silla 2), miro las marcas de humedad del techo, nadie me observa, nadie me habla, solo la camarera atiende mi llamado desesperado (después de dos minutos de tener la mano levantada) “me das otra copa de vino, por favor?, gracias.....mmmmmmm....no, no, no, no, ¡mejor no!, que sea la botella.”
La noche está perdida.
foto: manu