novedades en el blog (música)


Lucho me dijo (hace unos días): “Manucho, -sí te interesa- se me ocurrió algo. Te puedo armar varios temas cortos para los escritos del blog, solo guitarra, o solamente piano, etc. Me parece que acompaña muy bien a la lectura algo sin letra, y bien simple. Abrazo!”


Acepto la idea. Me parece que la música puede enriquecer a los textos y hacerlos más atractivos, encima, que alguien quiera componer temas especialmente para estos escritos...un lujo tremendo.

Mañana miércoles haremos el debut, espero que les guste. Igualmente no creo que Lucho pueda componer para todos los escritos (sería un abuso), pero bueno, para algunos.



Saludos: Manu

cuenta regresiva


Sobre el cerro la sombra crece, el sol se esconde, la luz se aleja, todo parece apagarse. El cerro es amplio, alto, natural, variable. La vista es magnánima, los ojos eternos, el horizonte palpable.

El viento crece, ahí donde el rostro choca contra el vacío. Las manos se apoyan en piedras fuertes, mientras que los pies reculan por la inercia del miedo. El vértigo nos habla al oído, uno se estremece.

En el cielo, el sol se despide y las nubes conversan acéfalas. Un inminente suceso se aproxima. Las rocas chocan entre sí, tratando de moverse. Existe una brisa melancólica que muere inerte en el intento de decirnos algo.

Los árboles buscan hacerse anchos y conversan preocupados, mientras que el resto se esconde, algunos sonríen.

La oscuridad es total, todo se suspende en un minuto de espera casi fatal. El viento aguarda inquieto, infla su pecho, aguanta la respiración. Hay una calma momentánea que aterra. Hay un sentir apocalíptico.

Una luz...seguida de un trueno, llega desde el cielo. Los violines se preparan.

El cielo tiembla. El viento exhala con vehemencia.

Las nubes se agrupan, se hacen masa, se conjugan con fuerza, se ponen de pie, abren sus bocas, aprietan sus dientes, cierran sus ojos y sueltan su llanto...


...diluvia.

foto: manu

ronda para seis


Piense en un bar y que es de noche. Seis personas nos competen: tres mujeres, tres hombres. Los mismos están ubicados en una mesa y sentados en dos sillas, un puff y un sofá para dos. Teniendo en cuenta esto: dos mujeres están sentadas en el sofá; de los hombres uno está en el puff y los otros dos en las sillas que quedan; la chica que resta, está sentada en otra mesa.

Esto sería así: ellas dos = sofá, la chica que está en la otra mesa, él = puff, él = silla 1, yo = silla 2.

El diálogo en la mesa es mundano, existen voces agudas, risas muy abiertas, comentarios que van y vienen (de los cuales poco se pueden ahondar). Yo sufro de bostezos reiterados que se hacen difíciles de ocultar, mientras que mi voz interior me pide a gritos “no tomes más vino por hoy!”.

(ellas dos = sofá), hablan especialmente con (él = puff), dado que las tiene encandiladas con sus aptitudes musicales. Les pinta su mundo artístico, lleno de música y de colores vivos. Les agrega (además) un poco de sonidos dulces, un toque de perfume en el cuello y una pequeña porción de sushi. Todo esto parece seducirlas y las hace competir. Lucharán por el joven músico hasta el amanecer.

Dicho joven (él = puff), mira a la chica sentada en la otra mesa. Es una chica de pelos inflados y con un pircing en el labio inferior. La mira, la observa, trata de hacerse notar, pero no lo logra. Por lo tanto...se deprime, pierde su color, pierde su discurso y deja de estar comunicativo con las chicas (ellas dos = sofá), las cuales se ponen histéricas, y tratan de lucubrar algún tema de conversación de manera urgente. Perciben que la chica de la otra mesa es una amenaza, tratan de hacer algo.....entonces.....se sacan la camperita y dejan al descubierto sus escotes pronunciados. La guerra ha comenzado.

La chica de la otra mesa observa con cuidado a (él = silla 1), que está a mi lado. Lo observa porque tiene un gran encanto y una mirada triste que pide mimos. Encima es grandote, viste ropa ajustada y usa el pelo largo con puntas irregulares que le tapan un ojo. Posee cualidades que, de noche, provocan en algunas chicas ánimos de algo.

(él = silla 1), está con la mente bien lejos. Está en otro mundo, y solo mira la puerta de salida, como esperando algún suceso que le permita escapar. El piensa en anoche, en ese chico de manos grandes y de besos carnosos. Recuerda su pecho depilado y las marcas que le dejó en el cuello, “¿lo volveré a ver?” -piensa
, mientras toma una cerveza algo tibia por la espera.

(yo = silla 2), miro las marcas de humedad del techo, nadie me observa, nadie me habla, solo la camarera atiende mi llamado desesperado (después de dos minutos de tener la mano levantada) “me das otra copa de vino, por favor?, gracias.....mmmmmmm....no, no, no, no, ¡mejor no!, que sea la botella.”

La noche está perdida.

foto: manu

lo simple


Puedo comprender lo complejo, analizar situaciones caóticas, estipular soluciones viables. Puedo encontrarle sentido a los hechos insólitos. Logro entender ciertas actitudes heroicas, y también vislumbrar comprender un accionar macabro. Adquiero valentía ante lo funesto y disfruto de la presión, la misma me permite aflorar todos mis sentidos dormidos y actuar en forma superior a mi media mediocre. Aprendí a intercambiar opiniones y a comprender otros puntos de vista. Me explicaron que muchos pueden decir la verdad y estar igualmente equivocados. Guardé mi terquedad en el armario (capaz sea temporal). Voy dejando de lado los momentos de furia (capaz sea temporal). Fui aceptando las responsabilidades que me tocan y trato de volar en palomita hacia la independencia. No sufro de soledad un viernes de lluvia, y aprendí a disfrutar de la nostalgia trasnochada.

Me estoy moldeado con estas cosas, pero todavía sucumbo ante lo simple.

Sucumbo ante lo simple y no hay con que darle. Mis premisas caducan ante tu risa pícara. Mi vocabulario se vuelve precario ante tus comentarios sentidos desde el pecho. Mi firmeza hecha roca, se vuelve permeable ante tu abracito con sueño.

Pierdo distancias ante lo simple, ante tus gestos y no hay con que darle. Sucumbo ante esa simpleza y me parece un pecado sentirlo así. Lo simple debería ser el refugio entre tanta histeria colectiva, pero no. Me pierdo, me olvido, me nublo. Lo sencillo se expande como un laberinto en mi memoria, con lo cual, pensar se vuelve una actividad absurda, casi imposible. Estoy a ciegas. Muevo las manos. Pataleo. Transpiro. Lo intento, pero caigo.

Sucumbo.


Sucumbo ante lo simple, pero no puedo decírtelo. Soy complejo.

foto: manu

el libro inquieto


El libro inquieto anda quieto en penitencia en la biblioteca quieta. Los libros quietos se miran a veces, los más altos se hacen los importantes, aquellos de tapa dura piensan que tienen sangre azul y ni hablar de los que tienen varios tomos. El libro inquieto, que habla mucho, trata de tener un diálogo con el diccionario de portugués pero no tiene éxito, el diccionario es algo aburrido y solo responde a cuestiones puntuales. Al lado tiene a Nietzche que se cree superhombre. El libro inquieto cree comprender que no le cae bien, aparte no entiende mucho lo que dice Federico, con lo cual se siente medio perdido y se le ocurre pensar “este tipo Nietzche es medio antipático”.

El libro inquieto mira para abajo y siente el vértigo del piso. Allá en la mesita de luz observa a su buen amigo Fontanarrosa, le chifla pero no lo escucha. El diccionario le pide que deje de gritar porque quiere dormir la siesta, dado que a las ocho de la noche el joven Rigoberto tiene clases de portugués y suele trabajar mucho con él. El libro inquieto se queda quieto pero inquieto, y trata de dormir pero no lo logra. Inquieto el libro inquieto, deja de estar quieto y pasa por arriba de Nietzche (puteada de por medio) hasta llegar a Sabato, pero Sabato murmura una queja, mientras ocupa su tiempo en un ensayo sobre las cuestiones físicas del universo. El libro inquieto continúa su viaje hasta Cortázar que le está explicando a Antoine de Sain-Exupéry por qué en Rayuela, Oliveira confunde a Talita con la Maga....el libro inquieto no entiende y sigue su camino inquieto pensando “¿cómo puede ser que las confunda, serán gemelas?”.

El libro inquieto observa a Dostoieski, pero Isabel Allende le dice que no puede pasar a saludarlo, que Dosto está jugando al póker con las novelas baratas y que eso no es cosa de chicos. Inquieto, mira hacia el interior y se queda sorprendido “¿por qué hay chicas desnudas?....¡que juego extraño el póker!”, le cierran la puerta.

El libro inquieto se queda quieto arriba de un atlas, se queda quieto mirando el paisaje, mientras piensa si hay alguien que quiera estar con él, conversar un rato.......y quietito se queda pensando en eso, mientras que inquietamente se queda dormido resoplando un ruidito tristón, con aires de queja.

foto: manu